19.9.09

Sangre con leche caliente


Y quería ir, y recordarle al mar que aún existen las sirenas y los minotauros. Y regalarle esa muñeca. Esa muñeca que tenía en sus ojos la desesperación de mi alma. Pero me contuve. Y elevé las cometas en la cúspide de la montaña. Y las cometas jugueteaban con los árboles. Y cada hoja devoraba cada frase. Cada letra. Cada suspiro. Y el viento, por tan sólo unos segundos convirtió los rayos de sol en las cromáticas colas de las cometas...

Mientras tanto el olor a sangre con leche caliente continúa intacto!

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